Cuando un buen día decidí ser madre y ante el nacimiento de mi primer y único hijo, sentí una inmensa alegría difícil de describir, es una mezcla entre alegría,responsabilidad, miedo y duda a no saber hacer las cosas todo lo bien que cualquier madre desea. Queremos lo mejor para ellos y todo nos parece poco, la disciplina para llevar las cosas adelante y siempre con un objetivo marcado (que no es ni más ni menos que hacer de ellos hombres y mujeres de bien..) se hace presente en cada acto, en cada regaño y en cada disputa, siempre en función de su propio bien. Nunca imaginé cuantos obstáculos tendría que ir librando, ni la paciencia o alteración que podría llegar a tener en muchos casos. Tenía claro que lo que yo quería para un hijo por encima de todo, era que fuera una persona de bien, algo que yo tuve presente y con gran ejemplo toda mi vida en la figura de mis padres. No importa si se tiene un acomodo mejor o peor aunque siempre aspiremos a ser o a tener más en la vida (lo del dicho, contigo pan y cebolla, como que no..) quizás por la presión que la propia sociedad ejerce sobre nosotros, pero de nada serviría ser o tener mucho si como ser humano no valemos un duro, para mí está por encima de todo la bondad de las personas, el saber ser o estar aunque siempre tengamos que permanecer en alerta ante cualquier "listill@" que nos intente fastidiar pues esos valores suelen confundirse con ser un "pequeño imbécil" que no se entera de la fiestita. Si además de poseer esos valores (que sé que mi hijo tiene..) se da la circunstancia que se puede comenzar y terminar con éxito unos estudios que siempre servirán como carta de presentación en un mundo laboral en el que cada día es más competitivo, pues tanto mejor. Después de 23 años habiendo cursado su bachiller en un mismo colegio (del cual me siento muy satisfecha y contenta de haber elegido el correcto para su educación, con lo que estaré eternamente agradecida a Luis R. y a la Madre Pilar miembro de ese estupendo centro..) y haber pasado unos años por la Universidad, Juan, mi hijo, ya ha terminado su carrera, todo un orgullo para mí como madre (aunque haya habido un tropezón inesperado de última hora con la graduación, pero ya es pasado) y que aunque jamás dejamos de preocuparnos por ellos por más que los veamos subir escalones poco a poco, el hecho de ver que ha terminado sus estudios universitarios con éxito me hace sentir "un poco más" de tranquilidad y sosiego. No sé si la disciplina, rectitud en muchos casos e insistencia y tesón en otros han tenido algo que ver en ese éxito pero eso no es algo que importe demasiado, lo que tiene valor para mí es que ya ha terminado su carrera con éxito, que yo he hecho las cosas todo lo bien que he sabido (posiblemente haya habido muchos momentos en que también haya errado, soy humana..) con el control y seguridad que en mi casa me han inculcado, ahora hay que continuar dando cada día un paso más hacia adelante e intentando hacerse un hueco en el mundo laboral por difícil que éste sabemos que está..
Nuevamente Felicidades hijo, me siento muy orgullosa de ti, mil besos..
Carmen.-
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