Ciegos están mis ojos invadidos por una profunda tristeza, una extraña oscuridad me acompaña y no pueden o no quieren ver la realidad de las cosas.
Quiero un poco de claridad, encender una luz en un mundo de tinieblas, un mundo en el que por momentos la mente hace que el abismo cobre sentido, te acerca peligrosamente a él, por un instante hace no ser dueño de nada, ni siquiera de los propios actos con lo que en décimas de segundos da tiempo a pensar que es momento de acabar con todo.
Por fortuna, disponemos de "ese último segundo" para abandonar el abismo y pisar nuevamente tierra firme. No puedes más, es mucho peso el que llevas a cuestas por tiempo indefinido y pides definitivamente ayuda para alejarte del precipicio. En ese "último segundo" sientes algo que te hace estremecer, un gran escalofrio te recorre a mil por la piel, una irremediable y a la vez tremenda cobardía, una terrible vergüenza y un grandísimo vacío.
Son tantas sensaciones juntas que es difícil saber cual de ellas es la que más relevancia toma en ese instante. Por suerte se reacciona a tiempo para llegar a "ese segundo" de cordura y comprender que hay que seguir adelante y sellar con la vida un nuevo pacto. No más lágrimas, no más viejos recuerdos, tristes y malos tiempos, hay que enterrarlos definitivamente. No más "gritar un dolor hacia dentro" porque supone tristeza y angustia vital. No más disimular miedos porque somos humanos y tenemos derecho a tenerlos.
En definitiva, no quiero que mi corazón y mi vida en general se desangren más en un absoluto silencio. Quiero volver a regalar alegría, contagiar energía positiva, quiero luz a mis ojos, luz a mi vida para seguir subsistiendo y quizás algún día sentir ¡porqué no! esa paz interna que necesito para no volver a entrar en este mundo oscuro, solitario y lleno de tinieblas..
Carmen.-
2 comentarios:
Ya verás apa como al final lo consigues, yo se por lo poco que te conozco que eres una gran luchadora y se que no te vas a rendir tan fácilmente!! un besote
¡Un beso Roci!
Publicar un comentario